Oración a San Francisco
Qué Dios nos dé la paz
que los pájaros hereden la tierra,
para que hagamos amistad con los animales.
Qué Dios nos dé la paz
con la cruz del cuerpo
y alas
para que después de la muerte estemos en
compañía de seres diminutos.
Mi San Francisco, cuando partas
camino hacia los cerros
qué todos los pajaritos de la montaña
vuelen al campo.
Así lo quiere Dios - que ángeles y pájaros
abran ventanas en cada hierba
que sus hojas brillen como las plumas de la
estrella joven.
Qué me despierte el gorjeo
como el flujo del agua,
que me emocione como el crepitar del fuego
en el abrazo de Tus alas.
Por favor, qué no se callen los pájaros
ni en el comienzo de la noche cuando las ovejas balan.
No puedo soportar escondido en el cristal,
no puedo aguantar la lengua extendida en el cerco de metal.
Por favor, que queden en la memoria
los colibríes que como nervios
vibran bajo grandes preocupaciones.
Que en la memoria quede escrito
Como entre la multitud de gente
protegemos la hormiga en la arena diminuta.
Qué queden conocidas mis debilidades
Como el despertar conjunto de los gusanos y las mariposas.
Que se recuerden mis penas
parecidas al viento que rebuzna como un burro.
Buscando la carretera que pasaste
y el lobo y el cordero contigo,
vi el pez inconquistable como el pájaro,
vi al burro y a la avispa con las mismas penas,
la nube blanca que nuestras almas lleva al cielo.
Hay algo más hermoso que el miedo frente al tigre,
de este cuento
en cuyo final la araña teje la telaraña
con luz de mariposa
que se levanta a la madrugada.
Qué Dios nos dé la paz
que nuestra familia no carezca
ni de los insectos
bajo los que los toros inclinan sus pesadas cabezas .
Qué Dios nos dé tanta paz
que el gorrión no nos deje en paz
ni un momento
cantando sin cesar
pío-pío, pío-pío,
mientras mortificados por la soledad no escuchemos el ladrido de
de los perros.
Qué los peces hereden la tierra,
qué las avispas hereden la tierra,
Y las hormigas
y los grillos.
Qué hereden la tierra
los caballos salvajes y
las moscas
flotando levemente sobre nuestras heridas.
Qué en mi huerto
los nobles gallos ensimismados esperando el alba
canten como los recuerdos.
Mi Santo Francisco, Tú
anduviste con todo ser vivo
sólo tú cantaste con cada creatura.
Tú les viste el alma
lejana como las joyas.
Tú conoces la historia de las voces
en el oído de cada fiera salvaje
y del animal doméstico.
Sabes exactamente el nombre de la hormiga
que sube por el viejo tronco de la morera
en mi patio.
Por favor, dime
¡¿está mejor que yo?!
Haciendo de mariposa
seguramente ya no veré la oruga
que me esperaba toda la noche
en la rama de recuerdos
del cedro.
Yendo al lado de caballos
que como sombra se alejan
miro sus pezuñas enceguecida
vueltas al polvo.
Conversando con los corderos
recibí el sol lleno de grillos y de hormigas.
Llegaron en montón y otras creaturas
bellas como la imagen del Niño Jesús.
Mirando el agua
los pescados cubrieron la desolada profundidad del tiempo.
Mirando el cielo
los pájaros llenaron las profundidades
del espacio.
Mirando a la tierra
los insectos cubrieron el vacío de la vida.
Te ruego, mi San Francisco,
alcanza el secreto
de tus llaves
abre mi corazón para expresar amor
al primer ser vivo del polvo
parecido a una oveja aburrida de la calle.
A Prayer To Saint Francis
May God grant us peace
that birds may inherit the earth,
and we – make friends with beasts.
May God grant us peace
by a crossof bodily wings
that, even in death, we may keep company
with tiny creatures.
Dear Saint Francis, when you start
up the path to the hillside
may all the little mountain birds
dart to the field.
That is God’s will: that angels and birds
should open the windows on every blade of grass
so itlights up like a young star’s plumage
May chirping wake me
like water draining away,
may chirping rouse me
like flames flickering
in your wings’ embrace
Please, let not the birds go silent
not even at dusk, when sheep begin to bleat.
I can’t live concealed in glass,
I loathe the tongue spread out on the metal fence.
Please, let me remember
the hummingbirds quivering like nerves
over great worries.
Let there be engraved in memory
how we protect an ant with hot sand
amid a human multitude.
Let my flawsbe known
as the awakening of worm and butterfly together.
Let my torment be remembered
as the wind braying like a donkey.
Looking for the road you walked,
a wolf and a lamb at your side,
I saw a fish unconquerable like a bird,
I saw a donkey and a waspsuffering the same,
a white cloud carrying our souls to heaven.
What is as beautiful as the fear of the tiger,
as this story,
a spider at its end, weaving his web
luminous like a butterfly
rising at dawn.
May God grant us peace
may our family not lack
not even bugs –
bulls bow their bulky head
under their sway.
May God grant us such peace
that the sparrow not relent for a second
chippingunceasingly
until we – lonely to death – hear the dogs bark.
May the fish inherit the earth,
may the wasp inherit the earth
and the ant
and the cicada.
May the wild horse inherit it
and the fly
that wafts lightly above our wounds.
May portly roosters
eagerly awaiting the dawn in my garden
crow like memories.
Dear Saint Francis, with every
creatureyou havewalked, with every
creature you have sung,
peered into their souls,
remote like gems.
You know the history of voices
in each wild beast’s and
tame animal’s ear.
You know the right name of the ant
climbing up the old mulberry tree
in my courtyard.
So tell me, please,
is he better off than I?
Playing at butterflies
I will, no doubt, see the caterpillar no more
who waited for me all night long
on the cedar branch
of memories.
Walking by the horses
that recede like shadows
I watch their hooves gone blind
facing the dust.
Speaking to lambs,
I ushered in the sun brimming with cicadas and ants.
Other creatures have burst in, too
handsome like the image of the Christ Child.
Fish peering into the water
drape the dreary depth of time.
Bugs peering into the sky
clothe the desert of life.
Dear Saint Francis, I pray,
reach for the secret of your keys
and open my heart, let me show my love
to the first creature I meet in the dust
like an idle sheep on the road.
Versiunea spaniolă de Željka Lovrenčić
Versiunea engleză de Roman Karlović
Zurbarán, San Francisco de Assis (1618)
5 comentarii:
Precioso poema en verdad nos recoge espiritualmente. Un abrazo feliz para todos!!
Maravilhoso!
Čudo!
Čudo!
Maravilhoso!
Thank you, brother Tomislav!
Gracias, querida y preciosa Carmela!
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